Implicaciones éticas que tiene el cometer plagio académico
El ámbito académico ha sido uno de los grandes beneficiados con los avances tecnológicos de las últimas décadas, tanto docentes como estudiantes ha podido acceder a las múltiples facilidades que se han derivado de estos avances, sin embargo, son muchos también, los inconvenientes que han empezado a surgir con la evolución del medio tecnológico uno de estos es el Plagio Académico, una práctica que seguramente existe desde mucho tiempo atrás, pero que toma mucha más fuerza y protagonismo en la actual era tecnológica. Como primera medida es importante definir el plagio el cual es entendido como:
La concurrencia de dos elementos: la utilización no autorizada de la obra ajena, en todo o en parte, reproduciéndola de manera literal, caso en el cual se denomina “plagio servil”, o simulada, en cuyo caso la doctrina lo denomina “plagio inteligente”, en el cual a la obra se le introducen algunas modificaciones que buscan disimular la copia realizada. La suplantación del autor, al presentar la obra a nombre de una persona distinta del autor verdadero. (Rojas Chavarro, 2010)
Como puede verse en la definición anterior existen variaciones del plagio, pero todos concuerdan en su esencia más básica en la utilización de contenido ajeno como propio, lo cual ha empezado a convertirse en una práctica común en ámbitos académicos por diferentes factores que pueden estar enfocados en el estudiante, en el docente y en el modelo académico del cual hacen parte; evidentemente nada justifica el plagio, pero si resulta importante conocer cuáles son las posibles causas que hacen de esta una práctica tan común o por lo menos tener un acercamiento para saber cuáles son las causas más recurrentes.
Hablando de las razones por la cuales se realiza plagio académico se pueden encontrar entre muchas otras, la ausencia de un sistema de calificación claro para el estudiante y el docente respecto a productos académicos de autoría propia y/o de carácter investigativo, el pensamiento facilista del estudiante, en ocasiones soportando en una aparente falta de tiempo, y finalmente la razón que quizá es la más fuerte de todas, el boom tecnológico, que no es otra cosa que lo expuesto anteriormente como la “era digital”, y es que “…el acceso, uso y posibilidades de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) no han hecho sino ampliarse, con lo que la copia de trabajos académicos se ha convertido en un problema muy relevante…” (Sureda, Comas, & Morey, 2009) haciendo que sea cada día más difícil tener un control sobre los contenidos que incurren en esta práctica, aunque también resulta importante notar que, por una parte el sistema académico y los docentes, han contado con el apoyo de múltiples herramientas tecnológicas que permiten ejercer una mayor vigilancia sobre los contenidos, y por otra parte el estudiante cae en este tipo de prácticas en muchos casos debido a la gran cantidad de información disponible y la forma como los medios digitales presentan la información.
De todas formas, sin importar cuales sean las razones que permiten que este tipo de actividad se lleve a cabo, lo que sí es claro es que tiene un trasfondo ético y moral dado que representa muchos de los antivalores reconocidos por la sociedad convirtiendo el plagio en una actividad repudiada por los autores e incluso sancionado por la legislación de los diferentes países y sus entes regulatorios; refiriéndose puntualmente a las implicaciones éticas que conlleva este tipo de actividad se pueden encontrar las relacionadas con la integridad personal del autor desde el punto de vista de la afectación que este tiene al verse implicado como afectado en un acto de plagio, ya que su esfuerzo intelectual se ve afectado en gran medida por este acto, por otra parte quien comete el plagio trasgrede con este acto sus valores personales y sociales, como pueden ser la verdad, la honestidad, el respeto por el otro, la profesionalidad entre otros, de modo que su integridad como persona, al igual que la del autor, se ve afectada, esta vez de forma diferente ya que el acto lo reviste de una halo negativo que puede afectar múltiples fases de su persona.
Es evidente entonces que el plagio académico es una práctica común, más de lo que se piensa, rechazada en múltiples ámbitos de la sociedad partiendo principalmente del académico, donde en la mayoría de los casos existe una reglamentación o legislación clara y certera que permita llevar a cabo un proceso veraz en la sanción bien sea a nivel institucional o personal, todo en pro de llevar al límite a los accionantes del plagio académico, promoviendo así la autoría propia y el reconocimiento del trabajo intelectual de los demás, permitiendo así formar seres e instituciones enmarcadas en lineamiento éticos y morales acordes a la sociedad y el individuo.
